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Escapada rural en Navarra: los cinco pueblos más bonitos que no te puedes perder

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Navarra, un territorio donde la naturaleza y la historia se entrelazan para crear una experiencia inolvidable. Sus paisajes, desde bosques de hayas hasta profundos cañones, esconden senderos que evocan leyendas de criaturas míticas y relatos de brujería ancestrales. Cada rincón revela una sorpresa, desde castillos y monasterios que narran la historia de reyes y santos, hasta pueblos que parecen detenidos en el tiempo, con su arquitectura única y sus tradiciones arraigadas.

Los peregrinos del Camino de Santiago encuentran en Navarra un lugar de descanso y reflexión, mientras que los amantes de la naturaleza pueden perderse en valles y caseríos, desconectando del mundo moderno. Las ciudades, por su parte, ofrecen un rico patrimonio cultural y una vibrante vida urbana.

Selva Irati

En el corazón del Pirineo navarro, la Selva de Irati se alza como un bastión de naturaleza virgen, un edén donde el verde intenso de sus bosques define el paisaje. Este tesoro natural, distinguido como Zona de Especial Protección de Aves, alberga una biodiversidad excepcional, fruto de siglos de respeto y cuidado por parte de las comunidades locales.

Desde el siglo XV, la explotación forestal ha coexistido con la preservación de este ecosistema único, logrando un equilibrio que se refleja en la exuberancia de su flora y fauna. Hayedos centenarios, robles majestuosos, abetos imponentes, musgos suaves y sauces llorones crean un hábitat perfecto para ciervos, jabalíes y una sinfonía de aves que llenan el aire con sus cantos.

Los senderos de la Selva de Irati invitan a explorar sus rincones más secretos, serpenteando entre los valles de Aezkoa y Salazar. La icónica Ruta de Gartxot, que parte de Izalzu, ofrece un viaje a través de robledales y hayedos, ascendiendo hacia cumbres pirenaicas con vistas panorámicas. A lo largo del camino, la cueva de Elkorreta, refugio legendario del bardo Gartxot, y las cascadas cristalinas añaden un toque de misterio y belleza a esta experiencia inolvidable.

Olite

Olite, un tesoro medieval en el corazón de Navarra, seduce a sus visitantes con un encanto que va mucho más allá de su icónico castillo. Imagina un laberinto de calles empedradas, donde el tiempo parece haberse detenido, flanqueadas por majestuosas casas señoriales y galerías que susurran historias de antaño.

El Palacio Real, una joya arquitectónica que fusiona la elegancia francesa con la rica tradición mudéjar, se alza como un símbolo de la opulencia medieval. Sus imponentes torres, exuberantes jardines y estancias palaciegas transportan a los visitantes a un mundo de reyes y cortesanos.

Olite. Foto: Turismo de Navarra

A escasos pasos del castillo, la Iglesia de Santa María la Real, con su estilo gótico y toques parisinos, invita a la contemplación y al recogimiento. Pero Olite es mucho más que su castillo e iglesia. Su casco histórico, un entramado de callejuelas y plazas, revela tesoros como la Torre del Chapitel, la Plaza Carlos III y una colección de palacios renacentistas y barrocos que hablan de la rica historia de la villa.

Y para los amantes del vino, Olite se presenta como un paraíso enológico. El Enozentrum, un centro dedicado a la cultura del vino, ofrece una inmersión en la tradición vitivinícola de la región. Además, las bodegas locales invitan a disfrutar de experiencias enoturísticas que deleitarán los sentidos.

Pamplona

Pamplona, el corazón palpitante de Navarra, te invita a sumergirte en un crisol de historia, cultura y sabor. El casco antiguo, con su laberinto de calles medievales, te transporta a un pasado donde iglesias góticas y palacios reales narran historias centenarias. La emoción del chupinazo en la Plaza del Ayuntamiento marca el inicio de las legendarias fiestas de San Fermín, mientras que la Plaza del Castillo y las calles aledañas te invitan a deleitarte con la tradición del pincho y los vinos de la región.

Más allá de sus monumentos y festividades, Pamplona te ofrece una experiencia auténtica. Conecta con su gente acogedora, explora sus parques y disfruta de su vibrante oferta cultural. La Catedral de Santa María te cautivará con su esplendor gótico, y el Centro de Interpretación del Camino de Santiago-Ultreia te invita a seguir las huellas de los peregrinos. Pamplona, una ciudad para vivirla, te dejará un recuerdo imborrable en cada paso.

@visitnavarra

¡Os dejamos los 10 imprescindibles de Pamplona para una escapada de fin de semana! 🤗 1. Plaza del Castillo. 2. Catedral e iglesias. 3. Casco Viejo. 4. Ayuntamiento. 5. Muralla. 6. Ir de pintxos. 7. Sus parques: la Ciudadela, Jardines de la Taconera y Parque Yamaguchi. 8. Monumento al encierro y la ruta de los Sanfermines. 9. Calle del Redín. 10. Excursiones de día desde Pamplona: Nacedero del río Urederra, Castillo de Javier, Olite… 🎥 @viajando_venga_ciao #VisitNavarra #TurismoNavarra #fyp #viral

♬ sonido original – Turismo Navarra

Estella

Estella, conocida como la «Toledo del Norte», es una ciudad que evoca la esencia del Camino de Santiago en cada uno de sus rincones. Su herencia jacobea se manifiesta en un impresionante legado de joyas románicas, iglesias señoriales, palacios blasonados y puentes de leyenda. Un rasgo distintivo de Estella es su antigua judería, que se entrelaza con el tejido urbano, añadiendo una capa más de historia a esta ciudad fascinante.

El barrio de San Pedro, con su atmósfera acogedora, recibe a los peregrinos con la misma calidez que antaño ofrecía a artesanos y viajeros. Aquí, la historia se respira en cada calle, en cada edificio. La Iglesia de San Pedro de la Rúa, con su majestuoso pórtico del siglo XIII, su capilla barroca y su claustro románico del siglo XII, es una parada obligatoria para admirar la riqueza artística de la región.

Estella. Foto: Turismo de Navarra

Ujué

Encaramado en lo alto de la sierra, Ujué, uno de los pueblos más bellos de España, ofrece una vista panorámica que abarca desde los Pirineos hasta el valle del Ebro, con el Moncayo recortándose en el horizonte. Este pueblo medieval, con sus calles empedradas y casas de piedra apiñadas, te transporta a una época donde el tiempo parecía fluir a otro ritmo. El Santuario de Santa María La Real de Ujué, una joya arquitectónica construida sobre una antigua iglesia románica, se alza como el corazón de este pueblo. Sus muros, testigos de innumerables historias, resguardan tesoros que narran el pasado de Navarra.

Perderse por las callejuelas de Ujué es como caminar por un laberinto medieval, donde cada rincón revela un detalle del pasado. La Ermita de la Virgen de la Blanca, la Cruz del saludo y las ruinas de la Iglesia de San Miguel son solo algunas de las joyas que aguardan al visitante.


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